Los que nacimos en los años 80 recordamos a esta mujer como una de las primeras diosas que vimos en los tiempos del VHS. Internet no había eclosionado y el mundo de las revistas y las cintas de vídeo eran el material para millones de consumidores de porno vintage en todo el mundo. Tanya Hansen era fácilmente reconocible por su aspecto de muñeca perfecta de formas, una rubia angelical que parecía sacada de un catálogo de exquisitas modelos eróticas destinadas a rodar porno del guarro.
Sus piernas largas daban más que vértigo y esas tetas tan bien puestas con la forma exacta y el tamaño adecuado (aunque estuvieran operadísimas) eran junto con su rostro de viciosa, que enamoraba y excitaba al mismo tiempo, las señas de identidad de esta diosa noruega.
Esta guerrera nórdica del porno que había robado los mejores genes escandinavos llegó a trabajar para el célebre pornógrafo Joe d’Amato pasando a convertirse en la primera pornostar noruega de fama mundial que descendía a los abismos del hardcore. Su popularidad no es para menos sabiendo que era una exmodelo de lencería que venía del mundo del striptease y del erotismo, profesiones muy relacionadas con el ñogo ñogo.
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